martes, 13 de marzo de 2018

Un hombre de radio y de mundo



Por: Yoaxis Marcheco Suárez

(Converso con Francisco Alemán de las Casas, presentador de radio, poeta, actor y hasta músico si se lo propusiera).
Francisco Alemán de Las Casas nació en Camagüey, en noviembre, pero me aclara antes de que pregunte: “me encantaría decirte en qué año, pero tengo pésima memoria”. Es un estupendo conversador y a pesar de que maneja mucha información nunca monopoliza el diálogo. Llevarlo a la silla del entrevistado ha sido un reto: “no me gusta hablar de mí, se siente raro”. Es un hombre que puede ir y venir del presente al pasado porque no tiene deudas que saldar consigo mismo, ni con nadie. Así se remonta a su niñez en su natal ‘ciudad de los tinajones’, una época que recuerda, pero no con mucho entusiasmo.

¿Quisieras Volver a la niñez?

F- Va a sonar horrible, pero la peor etapa de mi vida fue la niñez. Soy el menor de 6 hermanos. Mi madre creyó hasta casi los 7 meses que yo era un fibroma. Cuando le dijeron que se trataba de un error de diagnóstico y que ya era tarde para un aborto, se deprimió. No quería traer al mundo otro chiquillo a pasar miserias.

 Pero, siempre hay un instante o una etapa que salva el recuerdo de la niñez.

F- De mi infancia, regresaría a una tarde de domingo. No sé por qué la recuerdo siempre. Tenía como 6 años, creo. Había sol y yo estaba solo en la calle, jugando descalzo con un aro de bicicleta. Fue la primera vez que experimenté lo que ya de adulto supe era la armonía.

¿Podría decirse que en ese instante de percepción de la armonía se comenzó a gestar el escritor?

F- Pudiera ser. Aprendí a leer y escribir muy temprano. De niño consumí cuanto libro, revista o texto llegaba a mis manos. Tengo recuerdos de haber escrito desde pequeño. Tenía hasta una letra linda, que luego perdí, así como la habilidad de escribir a mano.

¿Y las personas de tu infancia qué te aportaron?

F- Mi padre mi mal carácter. La paciencia creo que me viene por parte maternal. Mi padre era comunista y mi madre una gusana de closet. Sin embargo, hubo un señor, su nombre era Placeres, o tal vez su apellido, que me marcó del modo más amable que te puedas imaginar. Placeres era un anciano que vivía en mi cuadra, en la única casa de madera de toda la calle. Su casa era una biblioteca de libros antiguos. Olía a madera húmeda. Él me habló por primera vez de la alquimia. Me dijo que era real, que había estado a punto de convertir plomo en oro y que me legaría sus apuntes.

¿Y te los dejó?

F- Por desgracia, murió de repente y su hijo heredó la casita y todos sus libros. Aun creo ver a Placeres y a veces hasta hablo con él.

Culminando tu niñez llegó la radio casi por casualidad.

F- Estaba una noche en la plaza Agramonte de Camagüey – tenía 13 años- y alguien que recién comenzaba y que ahora es un famoso reporter de la TV de Miami se quedó en blanco durante una transmisión de Radio Cadena Agramonte, así que me achantó el micrófono y me hizo señas para que improvisara. Me dejaron haciendo segmentos en un programa juvenil.

Sin embargo no todo fue color de rosas, hubo experiencias negativas.

F- Muchas, como haber sido expulsado de Radio Nuevitas por ‘Diversionismo Ideológico’, pero las agradezco. De esas se aprende más que de las positivas.

No obstante tu relación con la radio no quedó ahí, llegaste a La Habana y, ¿qué pasó?

F- Llegué a La Habana a trabajar a una hilandería en El Wajay. Un día fui a llevar una convocatoria de empleo de la hilandería a Radio Ciudad de La Habana…¡y vaya casualidad! Había muerto ese día el presentador del programa “Actividad laboral”, que era donde yo tenía que entregar la convocatoria de empleo. Para resumir la historia, terminé presentando el programa y me quedé como diez años en Radio Ciudad. 

Y no solo en Radio Ciudad…

F- Trabajé en todas las estaciones de radio de La Habana, salvo en dos. Dormía como 3 horas al día. Luego estuve también en la TV, entre los años 91 y 95, más o menos.

¿Te sirvieron de algo esos años?

F- Todo lo que aprendí en los medios de Cuba, en cuanto a locución, redacción y dirección me ha resultado útil. El resto fue una pérdida de tiempo.

¿Qué es el resto?

F- El trabajo de los medios se reduce a persuadir a favor del régimen y disuadir a los que están en su contra. No hay otra meta, como en todos los regímenes totalitarios.  Incluso los programas o estaciones aparentemente más liberados de la censura, forman parte de franjas de programación ideologizadas.

Aunque parezca raro no es la locución tu profesión ideal sino otra.

F- La actuación sigue siendo mi profesión ideal. Hasta era mejor actor que presentador de shows, por ejemplo. Lo que pasa es que la radio es un agujero negro que todo se lo traga. Demanda mucho tiempo y esfuerzo. Después que me metí de lleno en la radio, he trabajado en solo 8 obras de teatro y en un par de cortos experimentales de dudosa reputación.

     ¿Actuaste en la radio?

F- En radio hice muchos personajes. Entre los que recuerdo con cariño, por la ingenuidad del personaje y la mía, está mi protagónico en ‘Fotuto’, en una versión de la novela de Miguel de Marcos.

Volvamos a la literatura y a tus años en Cuba. ¿Publicaste alguna vez estando allá en la Isla?

F- Todos mis amigos eran poetas, escritores, dramaturgos, etc., pero jamás me pasó por la mente publicar nada allá, por dos razones. La primera y más importante era que yo publicaba textos míos todas las semanas, solo que para la radio. Por otro lado, no me agradaba el precio que debían pagar muchos de mis amigos, con tal de que sus libros estuvieran en los anaqueles de las librerías. Y hablo del tributo político al régimen, por si no queda claro. Aun así pusieron un par de cosas mías en una de esas raras compilaciones de una editorial de provincia.

1998 fue el año en que te fuiste de Cuba.  ¿Saliste con solo el pasaje de ida?

F- La condición que me obligaron a aceptar para salir de la isla fue la de no regresar. He cumplido con ella y cumpliré mientras Cuba sea el fundo de los Castro. He lidiado con esa separación desde el momento en que el oficial de inmigración del aeropuerto José Martí, mientras sellaba mi pasaporte, me recordaba que lo mejor para mí y mi familia era que no volviera nunca más a Cuba.

Y claro salir de Cuba te abrió otros horizontes. Supongo que de Madrid tengas buenos recuerdos.

F- ¡Flipo con eso, tía! Madrid sigue siendo parte de mi universo. Viví 5 años allá. Estudié Producción y Realización de Programas de radio en el Instituto Oficial de Radio y TV de Madrid. Fui co fundador y asociado de la estación Chueca FM (la primera que hubo, que la de ahora ya es otra cosa). Hice un montón de cosas más, desde viajar y conocer el mal llamado viejo continente, hasta trabajar varios meses como guardia de seguridad en discotecas. En Madrid confirmé que Dios de verdad me tenía paciencia. Hice muchas locuras.

De Madrid te fuiste a vivir para Santiago de Chile. ¿Fue significativa esa etapa de tu vida para tu carrera profesional?

F- En Chile tuve que enfrentarme a la migración de la era análoga a la digital. Fue un evento traumático, pero superado. De repente me vi dirigiendo estaciones de radio, ya propias, lidiando con temas que me eran ajenos, con asuntos de programación, derechos de autor, impuestos, diseño web, eventos, transmisores, antenas, ventas, etc. No estaba preparado para eso y cometí errores de los que aprendí.

          O sea, le debes mucho a Chile.

F- Debo reconocer que Chile fue mi camisa de fuerza.  Le agradezco a ese país mi formación práctica en proyectos de comunicación. También, y sobre todas las cosas, le agradezco mi hija Antonia.

¿Por qué viniste a los Estados Unidos entonces, si eras una persona exitosa en Chile?

F- Me aburrí de Chile. Me dio una cosa rara, cerré casi todo lo que tenía y me fuí. Necesitaba un cambio radical y soy bueno en eso, en dar vuelta de página. No vine a Estados Unidos con un proyecto profesional, ni nada parecido. Intentaba tener una vida normal, algo que tampoco aquí he conseguido, por cierto.

Vayamos a un tema que se te da muy bien, tienes algo especial en tu trato con las mujeres que hace que se sientan cómodas contigo, has sido activista en contra de la violencia de género, has hecho de la radio tribuna y sombrilla para proteger a muchas. ¿Qué ven en ti?

F- Creo que se sienten cómodas conmigo porque yo me siento cómodo con ellas. También porque las escucho. He combatido vehementemente la violencia de género, a veces de maneras que no viene al caso mencionar. Veo a las mujeres sobre todo con respeto. Te aseguro que no son palabras de buena crianza, es lo que de verdad siento. Las mujeres son muy perceptivas. Jamás las engañas. Tal vez por eso confían en mí. Y yo en ellas.

Y en el amor, ¿eres tan dichoso como en tu trato con las féminas?

F- He sido un sufridor muy dichoso. He amado y me han amado hasta el asco.
Siguiendo con el tema de las chicas, solo recuerdas el cumpleaños de una. ¿Qué significa para ti?

F- Mi hija Antonia significa el universo que conozco. Por eso solo recuerdo la fecha de nacimiento de ella y la mía, aunque con la mía tengo dudas respecto al año.

  Entre tantas amigas y amigos que tienes, ¿hay algún enemigo? ¿Alguien a quien odies?

F- Gracias a Dios ni tengo enemigos, ni soy enemigo de nadie. No conozco el odio, aunque sí su variante no menos peligrosa: la rabia con pataleta. Lo bueno es que se me pasa en 10 minutos.

Dios está y eso no lo dudas, ¿cómo lo percibes?

F- Creo que alguna vez te lo dije: Dios es una obviedad, en el exacto sentido de la palabra.  Jamás he tenido una crisis de fe, tal vez porque no lo culpo de mis meteduras de pata.

Vayamos a tu vida íntima… ¿Cómo la proteges?

F- A ese respecto, intento no hurgarme la nariz en público, por ejemplo.

¿Y en cuanto a eso de las geometrías de tu cuerpo?

F- Soy un triángulo. Me gusta porque con independencia del tipo de triángulo que sea, su base siempre será superior a su cúspide.

¿Y cómo es Francisco en su interior?

F- Según mi doctor, soy bastante normal, aunque producto de tantos años ejercitándome con pesas tengo hipertrofia del ventrículo izquierdo.

(jajajajaja) Regresemos a la radio. No te cansas de enfrentar retos.

F- Me encantan los retos. Si puedo trabajar para mí…¿por qué hacerlo para otro? Si me pagan bien o si me entusiasma bastante un trabajo, lo tomo con gusto y soy excelente empleado. Me integro a los equipos, hago lo que me indican, sugiero si quieren que lo haga, no falto, no llego tarde, no busco problemas, etc. Ese es el escenario ideal. Cuando las cosas no son así, si tienes alguna habilidad, lo mejor es hacer lo de uno.

 Por eso el nuevo reto de 24 horas diarias, Radio Viva 24. www.radioviva24.com

F- Por supuesto.

Y Miami, ¿cómo te conectas con la ciudad?

F- Miami y yo nos estamos conociendo. Es una ciudad multicultural, paradójica y rica. No sé qué pensará ella de mí. Me gustaría saberlo.

El tiempo corre sin que se sienta cuando se conversa con Francisco. Por su dicción excelente y melodiosa es placentero escucharlo ya sea desde la radio o en un ambiente más íntimo, pero su cualidad insuperable será siempre su paciencia para escuchar, para entender, para querer y dejarse querer por sus amigos. Terminamos nuestra conversación con otra de sus bromas, o tal vez sea en realidad un razonamiento muy serio. Cuando le pregunto:  Si volvieras a nacer, ¿qué elegirías ser? Contesta: “Una ameba, pero de las buenas, de las que no causan enfermedades, ni matan a la gente pobre en el mundo.”

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