lunes, 26 de marzo de 2018

Una historia de amor en medio de la represión


Por: Yoaxis Marcheco Suárez

«“Patadas, golpes en la cara”, así describió la Dama de Blanco Asunción Carrillo la golpiza que recibió su hijo, el expreso político Iván Hernández Carrillo, al mediodía de este Domingo de Ramos en Colón, Matanzas, cuando intentó defenderla de las fuerzas policiales». En mi recorrido habitual por las redes me detengo en este texto que compartió el periodista Luis Felipe Rojas, me detengo porque toda noticia que se refiera a la situación de los activistas defensores de los Derechos Humanos dentro de la Isla de Cuba es de mi total incumbencia y no importa en qué partido político militen, ni en cual grupo o inciativa ciudadana, eso no es primario para mí, la suerte de cada uno de ellos es lo primero, compartimos la misma causa y eso me une de manera inseparabale a cada uno de esos opositores que tienen los pantalones o las sayas bien amarradas, esos que desafían el poder en la narices del tirano de turno, que se tiran contra la corriente a sabiendas de que saldrán heridos y quién sabe si algo peor, que ejemplos se sobran. Y me detuve porque las golpeadas y perseguidas son mujeres, y a sus Castro-represores les importa un bledo las edades, salud o cualquier condición, arremeten contra ellas sin misericordia, con el odio que bien han aprendido de su padre Castro. Y también quedé detenida en la información porque es una historia digna de resaltar la que nos muestra Luis Felipe, un hijo intenta defender a su progénitora de las manazas sucias de un grupo de animales brutos que quieren dañarla, y no hay nada más natural, un hijo bueno saldrá a defender a su madre bajo cualquier circunstancia, un hombre bueno no permitirá que otro golpee o abuse de una mujer en su presencia.

En verdad hay que tener bien puestos los pantalones y las sayas, esas sayas blancas que cada semana salen a abochornar a un régimen opresor, abusador y cobarde. La constancia de las Damas de Blanco, su valor, es indiscutible. La valentía de Iván Hernández Carrillo también lo es, un hombre que no deja sola a las mujeres que marchan en Matanzas cada semana, un hombre a todas, ningún represor se le puede 'tirar' en decencia, inteligencia, hombría. Y esas son las historias de amor que semanalmente tejen las Damas y los caballeros que las acompañan, historias de amor en medio de tanto odio y porquería comunista. Iván, el líder opositor que ya tiene a su haber años de prisión, detenciones arbitrarias, golpizas, Iván el hombre de hablar bajo, pausado, ese con más pantalones que Maceo, defiende a la que lo trajo al mundo y termina con toda la brutalidad policial sobre él. La historia de amor se sigue escribiendo, porque solo por amor a un pueblo enquistado y desentendido es que se puede seguir saliendo cada semana a recibir golpes y maltratos. Mi abrazo a Iván y a su madre Asunción, ya llegará el día en que ambos puedan ir tranquilos a la iglesia, sin necesidad de reclamar libertad para los presos políticos, porque ya no habrán, ni de sufrir tormentos por el pueblo de Cuba, porque este será libre.



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