Por: Yoaxis Marcheco
Suárez

Rocío, mi hija mayor, tenía solo siete años
cuando nació Rachel, fue ella quien se encargó de buscar el nombre para la recién nacida y
cuando la llevaron al hospital para que la conociera dijo con enorme entusiamo:
es la niña chiquitica más linda que he visto. En lo sucesivo todo iba bien, nuestra
Rachel crecía saludable y muy espabilada, hasta que al cumplir los tres años de
edad se enfermó con unas diarreas bacterianas. La llevamos con mucha premura al
hospital desde que nos percatamos que habían finos hilos de sangre en las heces
fecales. Del hospital municipal de Camajuaní, municipio donde residíamos, la
remitieron con urgencia al Hospital Infantil de Santa Clara (en la provincia de
Villa Clara en el centro de la isla), una diarrea de este tipo puede apagar la
vida de un niño en cuestiones de horas. Llegamos al Hospital Provincial que en
ese momento estaba en reparación, habían grandes cantidades de escombros y polvo
por todos lados. Estuvimos alrededor de unas tres horas esperando se nos diese
el ingreso, mientras la niña seguía mal y había comenzado a tener fiebre muy
alta. Cuando finalmente nos otorgaron una cama en la sala de enfermedades gástricas,
fuimos con la esperanza de que lo primero que harían sería bajarle la fiebre e
indicarle análisis para luego darle el antibiótico adecuado. Nada de eso pasó,
por mucho que hicimos gestiones, que hablamos, que imploramos, que gritamos
incluso, mi hija fue totalmente ignorada ese día. La sala de ‘gástricos’ era un
desastre, muchos niños ingresados con el mismo mal, incluso llevaron por
equivocación a una pequeña enferma con la meningo, enfermedad altamente
contagiosa. Los baños estaban abarrotados de suciedad, los inodoros llenos de
orina y heces, apestaban y contaminaban el ambiente de pasillos y dormitorios,
no pudimos dormir esa noche velando la fiebre de Rachel, cuando íbamos a ver a
la enfermera, esta nos decía: yo estoy al volverme loca… no ven que son muchos?
Al amanecer pudimos ver a la pediatra, le indicó unos análisis para saber qué
sucedía, la niña había bajado de peso con una rapidez alarmante y se notaba en
extremo débil, los resultados de aquellos análisis no estarían ese mismo día sino
al siguiente, llegamos al punto de la desesperación. Mi esposo tomó entonces una
decisión, me dijo: voy a sacar a mi hija de aquí y la voy a llevar bajo mi
responsabilidad al hospital de Remedios (otro municipio ubicado a unos cuarenta
y tantos kilómetros de Santa Clara) y fíjate eso es quieras tú o no, algo me
dice que es la única manera de salvarla. Me quedé callada, recogí todas las
cosas, tomé a mi pequeña y seguí los pasos de mi esposo, la doctora de la sala nos
increpó: A dónde van ustedes con esa niña? Si le pasa algo es su
responsabilidad. Ya lo sabíamos, hubiéramos sido muy irresponsables si nos
quedábamos en aquella letrina de hospital.
En el Hospital
Docente de Remedios habían nacido nuestras dos hijas y los pediatras (muy buenos
por cierto) nos conocían, aunque obviamente los recursos en Remedios eran mucho
más limitados que en Santa Clara (donde ya eran bastante limitados), la doctora que nos recibió se mosgtró visiblemente alarmada por las condiciones en las que se encontraba la niña. La rapidez con la que actuaron fue esencial, lo primero fue bajar la fiebre que
persistía, luego sin hacer análisis le indicaron Claforan, un antibiótico de tercera
generación que aplicaron de forma intravenosa, mi niña lo estuvo recibiendo
durante diez días. Los análisis se hicieron luego, pero iniciar el tratamiento
con antibióticos fue determinante para la posterior recuperación, la sabiduría
de profesionales de experiencia indicó que debía ser así porque la época del
año y las características de las heces dejaban claro que era la misma diarrea bacteriana
que estaba golpeando a muchos otros niños.
Ese mismo día,
unos supuestos periodistas de la television de Santa Clara fueron al Hospital
de Remedios para entrevistarnos, Mi esposo fue quien habló, yo no tenía fuerzas,
ni capacidad, solo para estar atenta a mi hijita. En la entrevista, que nunca
fue televisada, él les dijo con claridad sobre la mala calidad de la atención
médica en un hospital de tanta importancia como el Pediátrico Provincial de
Villa Clara, sobre la desidia, las malas condiciones de una sala de tanto riesgo
como la de enfermedades gástricas y que
la decision de llevarnos a nuestra hija por nuestra cuenta le había salvado la
vida. Notamos también que el equipo de pediatría que nos atendía recibió varias visitas de entidades superiores, los habíamos puesto a correr a todos y aun no teníamos acceso a las redes sociales.
Rachel días antes de enfermarse.
En Remedios fuimos atendidos con excelencia, y eso es justo resaltarlo,
al final en ese país donde la medicina es un asco, también hay profesionales de
la salud que son humanos y aman lo que hacen, aun cuando lo hacen sin recursos
y por sueldos miserables.
Nuestra Rachel
es un milagro de Dios, y es que nadie estaba y
está más interesado en esta niña llena de cualidades que Dios mismo, El es su
Padre y Creador. Estamos tan agradecidos de tenerla, de poder guiarla por los
caminos del bien y el amor. Siempre le cuento sobre mis batallas por la
vida de ella y le recuerdo cuánto la aman su papá, su hermana y sus abuelos, con
tanto cariño ya es privilegiada, aun más porque Dios le regaló la oportunidad en
el año 2016, que la mayoría de los niños cubanos no tienen, la de vivir en
libertad en un país democrático como los Estados Unidos y tener incontables
oportunidades para estudiar y desarrollarse en la vida. Siempre en mis oraciones
pienso en los niños en Cuba, ojalá Dios pronto les permita vivir en un país
decente y con libertad.
Es increible como la historia -con matices diferentes- puede repetirse tambien en el primer pais del mundo... lo digo por mi experiencia. Nunca se confien! Aqui, con toda la tecnologia y en mejor hospital materno de Orlando, casi me dejan morir, y ahi fue igual que la historia de Rachel. Tuve suerte, otras mamas salieron son brazos y piernas (imagino que seria por Mersa). En resumen, amiga, dale Gracias al Todopoderoso, que alumbro el angel de tu esposo, para abogar por la vida de su hija, y al tuyo, por no luchar contra la mejor decision de su vida, en ese momento. La Rachelucha tiene un proposito alto y divino, pero ya esta cumpliendo con la primera y no menos importante, parte de el: ser buena hija y hermana, y exitosa en la escuela. Amen!
ResponderEliminarjajajajajajaja.... me tengo que reír primero por ese seudónimo. Eres lo más grande con lo más chiquito. Lo importante es que Dios nunca está ausente. Abrazo querida.
ResponderEliminarI love you my friend. A ver cuando conozco en persona a la protagonista de la historia!
EliminarMe sigo riendo, no puedo ni mirar el seudónimo... jajajajajaja.
EliminarSiempre he sabido que ustedes son una familia extraordinaria. A pesar de ser católica no tengo esa gran fe que tú tienes y te admiro por eso. Quizás sea porque no he tenido una gran prueba o quizás Dios me tiene castigada y por eso estoy padeciendo tanto con estos dolores de huesos y musculares. En fin, este no es el tema. Te he dicho también y ahora lo repito que tu Rachel es una niña (No le digo adolescente para no complicarte la vida, uff) fuera de serie. Eso que has contado la ha convertido en una niña fabulosa, de ahí sus salidas tan sorprendentes. Y es tan linda. Espero algún día yo también conocerla en persona. Dile que soy su fan no. 1.
ResponderEliminarAh y ya me robaste el corazón entero, sabes que para una madre no hay nada más importante que los hijos y si alguien nos los quiere y trata con cariño ya nos ganó completamente. Gracias Mayrita. Mañana le leo este comentario tuyo tan lindo. Que Dios te bendiga siempre.
EliminarSiempre he sabido que ustedes son una familia extraordinaria. A pesar de ser católica no tengo esa gran fe que tú tienes y te admiro por eso. Quizás sea porque no he tenido una gran prueba o quizás Dios me tiene castigada y por eso estoy padeciendo tanto con estos dolores de huesos y musculares. En fin, este no es el tema. Te he dicho también y ahora lo repito que tu Rachel es una niña (No le digo adolescente para no complicarte la vida, uff) fuera de serie. Eso que has contado la ha convertido en una niña fabulosa, de ahí sus salidas tan sorprendentes. Y es tan linda. Espero algún día yo también conocerla en persona. Dile que soy su fan no. 1.
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