Por: Yoaxis Marcheco Suárez
(Converso con Francisco Alemán de las Casas, presentador de
radio, poeta, actor y hasta músico si se lo propusiera).
Francisco Alemán de Las Casas
nació en Camagüey, en noviembre, pero me aclara antes de que pregunte: “me
encantaría decirte en qué año, pero tengo pésima memoria”. Es un estupendo
conversador y a pesar de que maneja mucha información nunca monopoliza el
diálogo. Llevarlo a la silla del entrevistado ha sido un reto: “no me gusta
hablar de mí, se siente raro”. Es un hombre que puede ir y venir del presente
al pasado porque no tiene deudas que saldar consigo mismo, ni con nadie. Así se
remonta a su niñez en su natal ‘ciudad de los tinajones’, una época que
recuerda, pero no con mucho entusiasmo.
¿Quisieras Volver a la niñez?
F- Va
a sonar horrible, pero la peor etapa de mi vida fue la niñez. Soy el menor de 6
hermanos. Mi madre creyó hasta casi los 7 meses que yo era un fibroma. Cuando
le dijeron que se trataba de un error de diagnóstico y que ya era tarde para un
aborto, se deprimió. No quería traer al mundo otro chiquillo a pasar miserias.
Pero, siempre hay un instante o una etapa que
salva el recuerdo de la niñez.
F- De
mi infancia, regresaría a una tarde de domingo. No sé por qué la recuerdo
siempre. Tenía como 6 años, creo. Había sol y yo estaba solo en la calle, jugando
descalzo con un aro de bicicleta. Fue la primera vez que experimenté lo que ya
de adulto supe era la armonía.
¿Podría
decirse que en ese instante de percepción de la armonía se comenzó a gestar el
escritor?
F- Pudiera
ser. Aprendí a leer y escribir muy temprano. De niño consumí cuanto libro,
revista o texto llegaba a mis manos. Tengo recuerdos de haber escrito desde
pequeño. Tenía hasta una letra linda, que luego perdí, así como la habilidad de
escribir a mano.
¿Y las personas de tu infancia
qué te aportaron?
F- Mi padre
mi mal carácter. La paciencia creo que me viene por parte maternal. Mi padre
era comunista y mi madre una gusana de closet. Sin embargo, hubo un señor, su
nombre era Placeres, o tal vez su apellido, que me marcó del modo más amable
que te puedas imaginar. Placeres era un anciano que vivía en mi cuadra, en la
única casa de madera de toda la calle. Su casa era una biblioteca de libros
antiguos. Olía a madera húmeda. Él me habló por primera vez de la alquimia. Me
dijo que era real, que había estado a punto de convertir plomo en oro y que me
legaría sus apuntes.
¿Y te los dejó?
F- Por
desgracia, murió de repente y su hijo heredó la casita y todos sus libros. Aun
creo ver a Placeres y a veces hasta hablo con él.
Culminando tu niñez llegó la
radio casi por casualidad.
F- Estaba
una noche en la plaza Agramonte de Camagüey – tenía 13 años- y alguien que
recién comenzaba y que ahora es un famoso reporter de la TV de Miami se quedó
en blanco durante una transmisión de Radio Cadena Agramonte, así que me achantó
el micrófono y me hizo señas para que improvisara. Me dejaron haciendo
segmentos en un programa juvenil.
Sin embargo no todo fue color
de rosas, hubo experiencias negativas.
F- Muchas, como haber sido expulsado de Radio Nuevitas por
‘Diversionismo Ideológico’, pero las agradezco. De esas se aprende más que de
las positivas.
No obstante tu relación con la
radio no quedó ahí, llegaste a La Habana y, ¿qué pasó?
F- Llegué
a La Habana a trabajar a una hilandería en El Wajay. Un día fui a llevar una
convocatoria de empleo de la hilandería a Radio Ciudad de La Habana…¡y vaya
casualidad! Había muerto ese día el presentador del programa “Actividad laboral”,
que era donde yo tenía que entregar la convocatoria de empleo. Para resumir la
historia, terminé presentando el programa y me quedé como diez años en Radio
Ciudad.
Y no solo en Radio Ciudad…
F- Trabajé en todas las
estaciones de radio de La Habana, salvo en dos. Dormía como 3 horas al día.
Luego estuve también en la TV, entre los años 91 y 95, más o menos.
¿Te
sirvieron de algo esos años?
F- Todo lo que aprendí en los medios de Cuba, en cuanto a
locución, redacción y dirección me ha resultado útil. El resto fue una pérdida
de tiempo.
¿Qué
es el resto?
F- El trabajo de los medios se reduce a persuadir a favor
del régimen y disuadir a los que están en su contra. No hay otra meta, como en
todos los regímenes totalitarios.
Incluso los programas o estaciones aparentemente más liberados de la
censura, forman parte de franjas de programación ideologizadas.
Aunque parezca raro no es la
locución tu profesión ideal sino otra.
F- La actuación sigue siendo mi profesión ideal. Hasta era mejor
actor que presentador de shows, por ejemplo. Lo que pasa es que la radio es un
agujero negro que todo se lo traga. Demanda mucho tiempo y esfuerzo. Después
que me metí de lleno en la radio, he trabajado en solo 8 obras de teatro y en
un par de cortos experimentales de dudosa reputación.
¿Actuaste en la radio?
F- En
radio hice muchos personajes. Entre los que recuerdo con cariño, por la
ingenuidad del personaje y la mía, está mi protagónico en ‘Fotuto’, en una
versión de la novela de Miguel de Marcos.
Volvamos a la literatura y a tus años en
Cuba. ¿Publicaste alguna vez estando allá en la Isla?
F- Todos
mis amigos eran poetas, escritores, dramaturgos, etc., pero jamás me pasó por
la mente publicar nada allá, por dos razones. La primera y más importante era
que yo publicaba textos míos todas las semanas, solo que para la radio. Por
otro lado, no me agradaba el precio que debían pagar muchos de mis amigos, con
tal de que sus libros estuvieran en los anaqueles de las librerías. Y hablo del
tributo político al régimen, por si no queda claro. Aun así pusieron un par de
cosas mías en una de esas raras compilaciones de una editorial de provincia.
1998 fue el año en que te
fuiste de Cuba. ¿Saliste con solo el
pasaje de ida?
F- La
condición que me obligaron a aceptar para salir de la isla fue la de no
regresar. He cumplido con ella y cumpliré mientras Cuba sea el fundo de los
Castro. He lidiado con esa separación desde el momento en que el oficial de
inmigración del aeropuerto José Martí, mientras sellaba mi pasaporte, me
recordaba que lo mejor para mí y mi familia era que no volviera nunca más a
Cuba.
Y claro salir de Cuba te abrió otros
horizontes. Supongo que de Madrid tengas buenos recuerdos.
F- ¡Flipo
con eso, tía! Madrid sigue
siendo parte de mi universo. Viví 5 años allá. Estudié Producción y Realización
de Programas de radio en el Instituto Oficial de Radio y TV de Madrid. Fui co
fundador y asociado de la estación Chueca FM (la primera que hubo, que la de
ahora ya es otra cosa). Hice un montón de cosas más, desde viajar y conocer el
mal llamado viejo continente, hasta trabajar varios meses como guardia de
seguridad en discotecas. En Madrid confirmé que Dios de verdad me tenía
paciencia. Hice muchas locuras.
De
Madrid te fuiste a vivir para Santiago de Chile. ¿Fue significativa esa etapa
de tu vida para tu carrera profesional?
F- En
Chile tuve que enfrentarme a la migración de la era análoga a la digital. Fue
un evento traumático, pero superado. De repente me vi dirigiendo estaciones de
radio, ya propias, lidiando con temas que me eran ajenos, con asuntos de
programación, derechos de autor, impuestos, diseño web, eventos, transmisores,
antenas, ventas, etc. No estaba preparado para eso y cometí errores de los que
aprendí.
O sea, le debes mucho a Chile.
F- Debo
reconocer que Chile fue mi camisa de fuerza.
Le agradezco a ese país mi formación práctica en proyectos de
comunicación. También, y sobre todas las cosas, le agradezco mi hija Antonia.
¿Por qué viniste a los Estados
Unidos entonces, si eras una persona exitosa en Chile?
F- Me
aburrí de Chile. Me dio una cosa rara, cerré casi todo lo que tenía y me fuí.
Necesitaba un cambio radical y soy bueno en eso, en dar vuelta de página. No
vine a Estados Unidos con un proyecto profesional, ni nada parecido. Intentaba
tener una vida normal, algo que tampoco aquí he conseguido, por cierto.
Vayamos
a un tema que se te da muy bien, tienes algo especial en tu trato con las
mujeres que hace que se sientan cómodas contigo, has sido activista en contra
de la violencia de género, has hecho de la radio tribuna y sombrilla para
proteger a muchas. ¿Qué ven en ti?
F- Creo
que se sienten cómodas conmigo porque yo me siento cómodo con ellas. También
porque las escucho. He combatido vehementemente la violencia de género, a veces
de maneras que no viene al caso mencionar. Veo a las mujeres sobre todo con
respeto. Te aseguro que no son palabras de buena crianza, es lo que de verdad
siento. Las mujeres son muy perceptivas. Jamás las engañas. Tal vez por eso
confían en mí. Y yo en ellas.
Y en el amor, ¿eres tan
dichoso como en tu trato con las féminas?
F- He sido un sufridor muy dichoso. He amado y me han amado
hasta el asco.
Siguiendo con el tema de las
chicas, solo recuerdas el cumpleaños de una. ¿Qué significa para ti?
F- Mi hija Antonia significa el universo que conozco. Por
eso solo recuerdo la fecha de nacimiento de ella y la mía, aunque con la mía
tengo dudas respecto al año.
Entre tantas amigas y amigos que tienes, ¿hay
algún enemigo? ¿Alguien a quien odies?
F- Gracias
a Dios ni tengo enemigos, ni soy enemigo de nadie. No conozco el odio, aunque
sí su variante no menos peligrosa: la rabia con pataleta. Lo bueno es que se me
pasa en 10 minutos.
Dios está y eso no lo dudas,
¿cómo lo percibes?
F- Creo
que alguna vez te lo dije: Dios es una obviedad, en el exacto sentido de la
palabra. Jamás he tenido una crisis de
fe, tal vez porque no lo culpo de mis meteduras de pata.
Vayamos a tu vida íntima…
¿Cómo la proteges?
F- A
ese respecto, intento no hurgarme la nariz en público, por ejemplo.
¿Y en cuanto a eso de las geometrías de tu
cuerpo?
F- Soy un triángulo. Me gusta porque con independencia del
tipo de triángulo que sea, su base siempre será superior a su cúspide.
¿Y cómo es Francisco en su
interior?
F- Según
mi doctor, soy bastante normal, aunque producto de tantos años ejercitándome
con pesas tengo hipertrofia del ventrículo izquierdo.
(jajajajaja)
Regresemos a la radio. No te cansas de enfrentar retos.
F- Me
encantan los retos. Si puedo trabajar para mí…¿por qué hacerlo para otro? Si me
pagan bien o si me entusiasma bastante un trabajo, lo tomo con gusto y soy excelente
empleado. Me integro a los equipos, hago lo que me indican, sugiero si quieren
que lo haga, no falto, no llego tarde, no busco problemas, etc. Ese es el escenario
ideal. Cuando las cosas no son así, si tienes alguna habilidad, lo mejor es
hacer lo de uno.
Por eso el nuevo reto de 24 horas diarias, Radio
Viva 24. www.radioviva24.com
F- Por supuesto.
Y Miami, ¿cómo te conectas con
la ciudad?
F- Miami y yo nos estamos conociendo. Es una ciudad
multicultural, paradójica y rica. No sé qué pensará ella de mí. Me gustaría
saberlo.
El tiempo corre sin que se
sienta cuando se conversa con Francisco. Por su dicción excelente y melodiosa
es placentero escucharlo ya sea desde la radio o en un ambiente más íntimo,
pero su cualidad insuperable será siempre su paciencia para escuchar, para
entender, para querer y dejarse querer por sus amigos. Terminamos nuestra
conversación con otra de sus bromas, o tal vez sea en realidad un razonamiento muy
serio. Cuando le pregunto: Si volvieras
a nacer, ¿qué elegirías ser? Contesta: “Una ameba, pero de las buenas, de las
que no causan enfermedades, ni matan a la gente pobre en el mundo.”
Excelente Entrevista
ResponderEliminarGracias muchachito.
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