martes, 20 de noviembre de 2012

Una nota, un Editorial y las aparentes reformas migratorias



Por: Yoaxis Marcheco Suárez
Una nota acompañada de un Editorial publicados en la primera plana del periódico Granma del martes 16 de octubre del presente año, ofrecen a la ciudadanía la tan esperada noticia de que al fin el Gobierno cubano actualizará su política migratoria, introduciendo modificaciones que entrarán en vigor el 14 de enero de 2013. La decisión de eliminar el procedimiento de solicitud de Permiso de salida para los viajes al exterior del país y dejar sin efecto el requisito de la Carta de Invitación tiene el propósito de ajustar la política migratoria vigente a “las condiciones del presente y el futuro previsible”, el presente lo conocemos, pero no sabría explicar cómo es el futuro que prevé el Gobierno de Cuba para la nación, cuando la objetividad de la vida nos deja en claro que será un mañana sin la presencia de las “figuras históricas de la Revolución”.
Supuestamente los cubanos que estimen viajar al exterior a partir del 14 de enero de 2013 solo deberán presentar el pasaporte corriente actualizado y la visa otorgada por el país de destino. Pareciera una medida positiva en la que queda eliminado el  engorroso trámite y la espera del Permiso de Salida o Carta Blanca indispensables desde hace años para salir del país, y del Impuesto Sobre Documentos que demandaban  los trámites migratorios relacionados con las solicitudes de los permisos de entrada y salida al territorio nacional por asuntos particulares.  Pero el Editorial que acompaña a la nota informativa  me hace desconfiar de esta medida y sentirme recelosa sobre a cuántos ciudadanos residentes en el país o emigrados, moralmente correctos,  beneficiarán los cambios a la política migratoria.
En el Editorial con el título de: “Por la voluntad común de la Nación Cubana” el Gobierno no pierde su costumbre de fabricar argumentos acusatorios donde quedan implicados, además del Gobierno de los Estados Unidos y su “política de bloqueo”, la Oposición Interna, a la que siempre intenta arrebatar sus valores genuinos imputando a las Administraciones estadounidenses la creación y sustento de la misma. Enfatiza  en el cuidado que debe tener el Estado cubano frente al fenómeno de las campañas mediáticas provenientes del norte y al robo de cerebros.  Sus argumentos de que la Revolución cubana “se ha basado en el reconocimiento del derecho de los ciudadanos a viajar, a emigrar o residir en el extranjero y en la voluntad de favorecer las relaciones entre la Nación y su emigración” son  huecos y vacíos, vienen de un Estado autoritario y dictatorial que maneja a su conveniencia todas las áreas y sectores del país, y que en el pasado organizó  turbas de represores que agredían física y verbalmente a los ciudadanos que optaban por emigrar, tal y como lo hacen en la actualidad  con los disidentes.  Pero resulta interesante también definir a cuál emigración el Gobierno de Cuba reconoce y cuál es la porción de la diáspora a la que desdeña y declara como inadmisible y que históricamente ha tildado como: “mafia miamense”, por lo que no resulta auténtico el empeño del gobierno de aunar voluntades, y no es  precisamente  él,  el más recomendable para gestionar  la unificación de Cuba con toda su emigración.
Me queda la duda de cuánta libertad para viajar tendrán  los intelectuales, profesionales, especialmente los médicos y técnicos de la salud, uno de los sectores más afectados y supervisados, los talentos deportivos y artísticos. ¿Cuáles medidas adoptará el gobierno  para evitar “el robo de cerebros”? y  ¿Qué sucederá con los marcados, los hombres y mujeres, ciudadanos de este país cuya ideología y actitud política los hace diferir del sistema de Gobierno y militar las filas de la Oposición?  ¿Podrá finalmente la bloguera y twittera Yoani Sánchez agregar a la larga lista de negativas, un sí que le permita  salir de la Isla y regresar a ella sin ningún tipo de dificultad? ¿Podrán las Damas de Blanco y Guillermo Fariñas dejar nuestras fronteras para salir a Europa a recoger personalmente el Premio Sajarov otorgado a ambos? ¿Podría en fin cualquier disidente cubano viajar de manera temporal sin tener que solicitar permiso para ello y mejor aún sin recibir negativas gubernamentales a sus gestiones de viaje?
En uno de sus párrafos el Editorial culpa a la política estadounidense de las tres grandes crisis migratorias ocurridas en el país: “Camarioca en  1965, Mariel en 1980 y la Crisis de los balseros en 1994”, e incluso de “convertir a los cubanos que desean establecerse en otros países, en supuestos opositores políticos y en un factor de desestabilización interna”. Pero, lo cierto es que durante años la dinastía de los Castro ha  mancillado e irrespetado los derechos humanos  más elementales, entre ellos el de la libertad de viajar, o escoger cualquier nación del mundo para vivir, sin que esto impida el retorno al país las veces que se estime conveniente. El irrespeto a este derecho y a otros, así como sumir en la miseria al país y persistir en un gobierno autoritario y decadente de más de cinco décadas,  los convierte en los  máximos responsables  de las muertes en el mar de los cientos de cubanos que optaron por arriesgar su vida con el objetivo de encontrar la libertad y las posibilidades de prosperidad que en Cuba, por causa de su mal Gobierno les resultó imposible alcanzar.
Siempre ha sido evidente que los cubanos hemos permanecido por más de cinco décadas enclaustrados en la Isla prisión, y que los  gobernantes,  endiosados en su condición de “dueños”  del país,  han pretendido manejar nuestras existencias a su antojo. El mundo también conoce que la opción a la que más recurren los cubanos para escapar de la miseria moral, espiritual y material en la que nuestra entristecida Patria sucumbe,  es la emigración, sin importar la vía o modalidad; y que en el caso específico de los talentos: deportistas, artistas, profesionales e intelectuales cientos de ellos abandonan eventos internacionales o misiones en el extranjero para ejercer el derecho del cual el Gobierno quiere privarles, su libertad de escoger dónde vivir, o trabajar empleando sus aptitudes, de las cuales ningún gobernante es dueño.
Sé que muchos cubanos y cubanas de adentro y fuera de la Isla celebran la decisión adoptada  por el Gobierno de Cuba, no dudo que muchos puedan beneficiarse con estas modificaciones, que en definitiva debieron estar siempre vigentes, porque forman parte inherente de nuestros derechos ciudadanos; pero en mi caso, al igual que con las medidas y reformas económicas tan masculladas, me declaro escéptica. Detrás de cualquier apertura que establezca el Gobierno dictador, hay medidas de restricciones que impiden que los cambios sean profundos y genuinos.  Entiendo además que en sustitución de la concesión o no del Permiso de Salida, el Ministerio del Interior podrá negar o prohibir la obtención del pasaporte a los ciudadanos que considere inadecuados.  No creo que las personalidades de la disidencia cubana puedan verse beneficiadas con estas modificaciones, como tampoco que los talentos del país puedan viajar sin tener encima el ojo vigilante y limitador de sus superiores. De cualquier modo ojalá me equivoque y Yoani Sánchez pueda al fin cruzar los muros de la Isla prisión y volar a cualquier parte de este mundo donde se demande de su inteligencia y de su carismática figura. Pero vuelvo a reiterar como en otras ocasiones lo he hecho, Cuba más que nada necesita democracia y el establecimiento de una libertad legítima, que la impulsen a transformarse en  una mejor nación, en la cual sus hijos sientan la plena satisfacción de vivir y a la que siempre deseen regresar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A cuatro manos el concierto de la vida se toca mejor

Entrevista a Idabell Rosales y Armando Añel Por: Yoaxis Marcheco Suárez Pareciera que Armando Añel e Idabel se conocen de toda u...